atrevernos a la
POESÍA
Te hablaré sobre una mujer que estás a punto de conocer.
Ella juega con un cajón de anillos y dedos que no se corresponden, tiene una colección de botones y cuenta siempre la historia de una niña que nació del bosque y caminó hasta el mar para convertirse en cisne. Esa mujer de rodillas en el agua no es una pintura de Sorolla. No lo es, aunque lo creas o por lo menos se lo digas. Sus palabras son los eslabones de una cadena que brotan de su boca acoplándose el uno con el otro para alguna vez abarcar la dimensión de la noche. Pero la noche no posee longitud, es como una bandada de pájaros que se mueve de un lado a otro, poseídos por un espasmo repentino. Esos pájaros han volado desde siempre y no hay árbol para ellos ni sitio alguno de descanso.
Su corazón te hará imaginar los mares turbios del septentrión, y una ballena atravesada por arpones, arrastrada por una horda de hombres hasta la orilla. Verás un abanico de rostros rojos y a todos los hombres enjuagar sus caras en el corazón de la ballena, y te parecerá que debajo de la sangre sonríen porque el canto de la ballena continuará resonando en sus cabezas durante muchos años. Pero ya sabrás todas estas cosas cuando llegue ese momento, porque tú también sentirás el peso de la sangre bajarte por la frente.
Los poetas son como los pájaros
Ninguna cualidad aparte de volar y cantar
Ninguna posesión que no sea el aire
Jaime García Maffla
Entrevista a Magdalena Camargo Lemieszek realizada por Carlos Iglesias Díez